¿Debe considerarse el “modern workplace” denominado una oportunidad o una amenaza para la productividad de su equipo?
2020 fue un año de incertidumbres, amenazas y riesgos, dolor y enormes impactos sociales. Pero también de inmensas oportunidades, con un renovado espíritu de unión, un mayor sentido de la ayuda mutua y la colaboración, y mejores patrones cívicos. Codo con codo, hemos conseguido mantener a la economía en marcha, a las empresas activas y a las personas productivas. Aisladas, pero motivadas. A distancia, pero disponibles. Con la familia, pero trabajando. El mundo del trabajo ha entrado definitivamente en la vida personal, y viceversa, en un inevitable “work-life balance”.
Como han demostrado las últimas semanas, la transformación digital se acelera tanto más cuanto mayor es la presión externa para el cambio. La simple necesidad de sobrevivir en un nuevo mundo ha dado lugar a una sorprendente ola de adopción de "nuevas" formas de trabajo. Años de promoción de la eficiencia operativa, la optimización de los procesos, la reducción de los costes o el aumento de la calidad no han logrado inculcar las prácticas de teletrabajo y de colaboración que hemos visto en los últimos meses.
Hace tiempo que disponemos de las herramientas necesarias para el teletrabajo, pero sus defensores eran una tímida minoría. Esta crisis ha demostrado que el lugar de trabajo moderno está basado en el conocimiento y ya no tiene un territorio físico delimitado. Está en todas partes. En una empresa o en casa, en una oficina, en una terraza o en un jardín, en una gran ciudad o en alguna región remota. Nuestro nuevo lugar de trabajo es digital y está conectado, abierto al espacio global y a compartir.
Por lo tanto, el conocimiento es hoy el activo más volátil, codiciado y líquido, pero también el más globalizado y el más difícil de retener. En esta era del conocimiento, son especialmente relevantes las plataformas empresariales que promueven la comunicación y la colaboración interna y externa, y que son capaces de implicar a los empleados, alineando equipos y grupos de trabajo multidisciplinares en torno a proyectos colectivos, intereses individuales y prioridades de la empresa.
El gran reto al que se enfrentan ahora las organizaciones es el de retener, gestionar y utilizar los conocimientos generados, que se pierden con frecuencia e irremediablemente cuando las personas se trasladan (salidas y cambios interdepartamentales). Estas interrupciones son notables, con impactos muy significativos en la productividad.
La creciente volatilidad del talento - que se acentuará con la generalización del trabajo a distancia - puede agravar este problema si no se adoptan rápidamente soluciones para potenciar el crecimiento y la valorización de las personas, en tanto que individuos y profesionales, concretamente estimulando su autonomía, desarrollo, implicación y responsabilidad.
Con la mayor distancia física entre las personas, también es necesario (re)alinearse con los valores de la propia empresa, así como r eforzar el espíritu de colaboración y apertura en los distintos niveles (equipo, departamento, empresa, grupo).
Por ello, es importante estimular la agilidad e innovación permanentes de las personas, es decir, en la generación de nuevas ideas de forma cola borativa y transparente, especialmente útil en el actual contexto de adaptación y transformación, en el que se buscan soluciones rápidas e innovadoras para los problemas acuciantes de la vida cotidiana, siguiendo procesos claros y los más altos estándares éticos.
Los liderazgos motivadores y unos sistemas de gobernanza adecuados garantizarán la descentralización de la gestión de la información en cuanto a su oportunidad, fiabilidad, veracidad, autenticidad y seguridad.
Actualmente, la tecnología permite cap turar contenidos y ponerlos a disposición (en cualquier momento y lugar) en múltiples formatos (texto, audio, imagen, vídeo, etc.), adaptados al con texto específico (por ejemplo, onboarding perfil de cada empleado. Funciones com , nuevo proyecto, etc.) y al o la categorización, la segmentación y la catalogación surgirán de forma natural en un ecosistema vivo en el que la comunicación institucional puede coexistir con canales espontáneos e informales. Esto acelerará la necesaria tracción inicial, permitiendo l a evangelización interna, y manteniendo el repositorio de cultura de la organización actualizado y en expansión.
Tal como nos enseñó Darwin, las empresas que estarán aquí mañana no serán las más fuertes de hoy, ni las que tengan a las personas más inteligentes. Serán la s más ágiles, capaces de captar e interpretar la información, generar conocimiento y evolucionar con su propio contexto, reinventándose. Y esta innovación será aún más valiosa si es aglutinadora y tiene impa cto para la comunidad. No cabe ninguna duda de que los empleados y otras partes interesadas estarán entusiasmados por superar los nuevos retos a los que se enfrentan constantemente.
Publicado originalmente no Jornal Económico em 28 de julio de 2020.